Después de la tormenta...


Aunque no lo parezca, estos feroces manifestantes están esperando la orden de retirada de sus líderes, tras anunciarse la aceptación del plan de reconciliación del primer ministro Vejjajiva (Sí, sí, de toda la vida... Él y Obama, los dos políticos más conocidos del mundo... ¬¬') por parte de los camisas rojas. Éstos, que en principio no iban a desamotinarse hasta que se disolviera el Parlamento, finalmente han aceptado la propuesta del Gobierno de convocar elecciones el 14 de noviembre y van a retirarse de las calles para "evitar más derramamiento de sangre", cosa que es de agradecer. Se prevee que a lo largo de las próximas horas se levante el cerco que habían montado en el distrito comercial y cada uno se vaya a su santa casa a dormir y a darle un fregao a la camiseta roja, que después de tantos días de lucha las prendas han perdido en color pero han ganado en esencia y no veas como huele en centro de Bangkok... Oh my God!...

Esta buena noticia supone, a priori, tres cosas:

1. Que las cosas en Tailandia se tranquilizan y que, con toda seguridad, para agosto las barricadas de bambú y madera ya serán historia y aquello habrá vuelto a la normalidad más absoluta con sus fideos, sus mercados flotantes y sus sonrisas perennes.

2. Que puedo incluir en la lista de "Qué-me-llevo" cosas de color rojo sin miedo a que vaya a venir un soldado a pegarme un tiro.

3. Que un grupo de cinco personas ya no será considerado manifestación. ¡Y ojo que cinco son muy pocas! Que entre que se te acercan los crios a que les eches una foto, la que vende flores a las puertas del templo y el del tuk-tuk ya las has liao! Y qué decir si bajas de un autobús público... ¡En dos segundos tienes a 15 taxistas gritándote!


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